Antonescu y Sima - El fascismo en Rumania |
AFP | 9/08/2015
¿Se pueden leer las obras de Emile Cioran
o mencionar a Mircea Eliade sin exponerse a una condena por exaltación
del fascismo? Una ley de memoria histórica adoptada por Bucarest suscita
un fuerte debate sobre un pasado con el que Rumanía aún no se ha
reconciliado.
El texto, aprobado recientemente por una
gran mayoría en el Parlamento rumano, prohíbe el negacionismo y las
organizaciones y símbolos fascistas, así como el culto a personajes
culpables de genocidio o de crímenes contra la humanidad.
Destinada
a corregir las lagunas e imprecisiones de un primer texto aprobado en
2002, la nueva ley pone de manifiesto la participación de Rumanía en el
Holocausto, una sombría página en su historia, que Bucarest solo
reconoció en 2004.
Según el informe de una comisión
internacional de historiadores dirigida por el premio Nobel de la Paz
Elie Wiesel, entre 280.000 y 380.000 judíos rumanos y ucranianos, así
como 11.000 gitanos murieron bajo el régimen pronazi del mariscal Ion
Antonescu en los territorios controlados por Rumanía entre 1940 y 1944.
- Asumir la Historia -
"Los
rumanos deben asumir su historia y aceptar el hecho de que el gobierno
de Antonescu fue responsable de crímenes contra la humanidad", señala a
la AFP Alexandru Florian, director del Instituto de Estudios del
Holocausto, responsable de este texto junto a tres diputados rumanos.
La
ley explicita por primera vez que "la Guardia de Hierro fue un
movimiento fascista (...) y castiga la promoción de mensajes procedentes
de personajes que se adhirieron a la ideología de esa organización",
responsable de varios asesinatos políticos y multitud de atrocidades
cometidas contra los judíos, añade.
Pero entre esos
simpatizantes hubo numerosos intelectuales rumanos del periodo de
entreguerras, como el filósofo Emile Cioran y el historiador de las
religiones Mircea Eliade, que en su juventud apoyaron a la Guardia de
Hierro.
- ¿Prohibido leer? -
La
nueva ley ha despertado una fuerte polémica en Rumanía. Varios
escritores y analistas han manifestado su temor de que, de ahora en
adelante, no se pueda leer o citar las obras de estos últimos u otros
grandes autores de la literatura rumana.
"No quiero
volver a vivir bajo el azote de la prohibición cultural, con la que ya
crecí durante el régimen comunista", escribía en su blog el respetado
escritor Andrei Plesu.
"No quiero ser considerado
sospechoso ni si leo a Jean-Paul Sartre (escritor francés conocido por
sus tendencias marxistas) ni si admiro el talento de Cioran", añadió,
subrayando que leer a dichos autores no equivale a "simpatizar con las
opciones discutibles de su vida pública".
La
editorialista Clarice Dinu, del diario Gandul, teme que "organizar
debates sobre esos temas o mencionar en Facebook a personas incriminadas
por esa ley" puedan ser penados a partir de ahora, y critica la posible
figura de los eventuales "policías de internet" que deberán vigilar el
respeto a la nueva norma.
- 'No es censura' -
Alexandru Florian quiere disipar estos temores y se niega a hablar de "censura".
"La
libertad de informarse y expresarse no están en cuestión. Solo se
prohibirán los mensajes de carácter antisemita y racista o el culto a
criminales de guerra", asegura.
El historiador Adrian
Niculescu, por su parte, celebra la adopción de la ley, asegurando que
los apasionados de la historia o de la literatura no tienen nada que
temer.
"Todas las obras citadas en el marco de este
debate seguirán siendo publicadas, pero con notas críticas explicando el
contexto en el que fueron escritas", indica a la AFP, precisando que
"en casi toda Europa existen leyes similares".
Desde el
estallido de la polémica, los comentarios en internet calificando de
"patriotas" a los miembros y simpatizantes de la Guardia de Hierro,
principalmente por su oposición al comunismo, se han multiplicado.
Pero
Florian espera que la ley acabe por "restringir las manifestaciones de
la extrema derecha y permita rendir homenaje como es debido a la memoria
de las víctimas del Holocausto".
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