Cuando la ceutí África de las Heras cursaba sus estudios primarios
en el Colegio de la Inmaculada, pocos podían pensar que acabaría sus
días en Rusia con el grado de coronel. Nació el 27 de abril de 1909, al
final de la actual calle Real -por aquel entonces Soberanía nacional-
poco antes de llegar a la actual Plaza de Maestranza. Muy joven se
marchó a la península, no sabemos exactamente cuándo fue, pero según
algunos testimonios como el de Santiago Carrillo ella participó en la
preparación de la huelga general de octubre de 1934 en Asturias. Tras
militar en el PSOE y el PSUC fue captada por el servicio de información
soviético (NKVD) durante la guerra civil española.
Estuvo implicada en el asesinato de Trotsky, participó como
guerrillera en la URSS durante la Segunda Guerra Mundial, y fue una
decisiva agente del KGB durante la guerra fría en Latinoamérica. Alcanzó
el grado de coronel del KGB y está considerada una figura legendaria de
los servicios de inteligencia de la extinta Unión Soviética.
Murió en 1988 y está enterrada en Moscú. África de las Heras fue
condecorada por la Unión Soviética en varias ocasiones y terminó su
carrera en los servicios secretos soviéticos como instructora de espías.
África murió en Moscú el 8 de marzo, Día de la Mujer, de 1988 con el
grado de coronel. Fue enterrada con honores militares en el cementerio
de Kuntsevskoe.
África de las Heras fue la espía española más activa al servicio
de la URSS durante cerca de medio siglo. María Pávlovna, María de la
Sierra, Ivonne, Znoi, Patricia y Patria son algunos de los nombres que
utilizó. Esta espía ceutí obtuvo numerosas condecoraciones de la URSS.
En 1956, Moscú envía a un nuevo jefe de espionaje para la zona, al
qué África va a esperar a Buenos Aires. Ese mismo año, en aras del
trabajo conjunto en favor de la URSS, se casará con él. Se trataba de
Valentino Marchetti, en realidad Giovanni Antonio Bertoni, un italiano
que huyó a la URSS en 1925 y volvió a Italia en 1944 para organizar una
red de espionaje. Aunque en Moscú sostienen que, a pesar de ser un
matrimonio de conveniencia, tuvieron una feliz vida familiar. Tras
fallecer su marido, regresó aparentemente a Moscú en el otoño de 1967,
pero salió al extranjero al menos en tres oportunidades más –en dos
ocasiones, a Uruguay–, y el fin de su carrera como espía coincidió con
el comienzo de su labor como instructora de agentes, en 1971, aunque
permaneció en el KGB hasta 1985.
Durante la II Guerra Mundial, terminó unos cursos de radio y
sirvió en un destacamento guerrillero donde le entregaron dos granadas,
una pistola y un puñal: si corría peligro de ser tomada prisionera debía
utilizar las granadas para destruir el radiotransmisor y el libro de
claves antes de suicidarse. Lanzada en paracaídas, actuó en la
retaguardia alemana a partir de mayo de 1942. Tras sus hazañas de
guerra, en 1944 regresó a Moscú e ingreso en uno de los destacamentos
del Comisariado de Seguridad de la URSS.
A finales de enero de 1946 pasa en automóvil de Berlín a París,
donde se establece haciéndose pasar por refugiada. Un año después cruza
la frontera franco-española, pero entonces Moscú decide enviarla a
Uruguay, hacia donde parte en diciembre de 1948 y donde se establece
como modista para no levantar recelos. Un año más tarde de su llegada se
casa con el escritor uruguayo Felisberto Hernández. El matrimonio duró
tres años hasta que se divorciaron. Luego se volvió a casar con un otro
agente de la KGB, italiano, llamado Valentino Marchetti.
Ambos abrieron, como pantalla para sus actividades, una casa de
compra y venta de antigüedades en el casco viejo de la ciudad de
Montevideo. El Jefe del espionaje Vladimir Stanchenko confirmó la gran
importancia de la ceutí en el entramado de la KGB al revelar, en julio
de 1993, al diario El País que “después de la guerra, y hasta mediados
de los años 70 fue responsable en Europa y América Latina de todo el
entramado político.
SU TÍO, ALCALDE DE CEUTA
Julián Francisco de las Heras Jiménez, tío de África fue alcalde
de Ceuta, entre 1907 y 1909, de profesión abogado. Fue asesinado el 11
de abril de 1936, sobre la una de la madrugada, de tres disparos, en una
de las pronunciadas curvas de la calle Canalejas, cuando regresaba del
Casino Africano. Según los diarios locales de esos días una expropiación
de terrenos se barajó como móvil del asesinato. Tuvo una vida política
muy activa, y cuando en 1931 se convocan elecciones municipales para el
12 de abril. Se presentó bajo las siglas del partido Concentración
Monárquica Conservador. No obteniendo, los votos necesarios para poder
ocupar un escaño en el nuevo ayuntamiento bajo la República. A Patria,
seudónimo con el que África firmó sus informes cifrados a Moscú después
de la II Guerra Mundial, parecían gustarle los mitos e inexactitudes.
Por ejemplo, lo explica su autor, en Rusia se decía que era hija del
general Manuel de las Heras. Quizá le parecía más interesante y
romántico hacerse pasar por la hija de su tío, muerto en diciembre de
1930 a consecuencia de las heridas de bala que recibió cuando se
enfrentó a los sublevados republicanos de Jaca.
¿África de las Heras, implicada en el asesinato a Trotsky?
Ramón Mercader, el asesino de Trotsky, fue amigo de África, y los
documentos demuestran que estuvo implicada. Se conoce mucho la
implicación de Caridad y Ramón Mercader en este asesinato en México, en
1940, y nada se conocía de la implicación de África en este operativo.
Aunque ella no participó en la fase final que acabó con su vida, sí
formó parte de todo el dispositivo de vigilancia y observación sobre
Trotsky durante varios meses.
Stalin había dado la orden de asesinar a Trotski. Ella tomó una
decisión en un momento determinado, en la Guerra Civil, pasando a
trabajar con la Unión Soviética. Aunque estaba convencida de lo que iba a
hacer, creo que se sacrificó tanto a la causa que en los últimos años
de su vida se dio cuenta de eso. Su vida estuvo ligada a imposiciones
de su vida clandestina.
Para que esta ceutí, fuera una espía tan destacada debería tener
unas características especiales, que le hicieran ser diferente al resto.
¿Cuáles eran? Se trataba de una mujer inteligente, tenaz, muy
comprometida políticamente, fría y calculadora, discreta, prudente… Eso
le ayudó mucho en su labor. Era una comunista contumaz, convencida de su
causa.
África mantenía una estrecha amistad con los compañeros comunistas
españoles, Caridad Mercader y Ramón Mercader (madre e hijo), para
llevar a cabo el plan. Ramón se había trasladado a Nueva York y de allí a
México con el pasaporte de un brigadista canadiense fallecido, Frank
Jackson, en septiembre de 1939.
Aunque la casa en la que vivía Trotsky estaba fuertemente
custodiada, Ramón Mercader (conocido con el alias de «Jacques Mornard»
lograría infiltrarse en su círculo ganándose la confianza de una de las
secretarias de Trotsky, Silvia Ageloff, con la que incluso mantuvo un
noviazgo formal premeditado y planeado para perpetrar el magnicidio. La
tarde del asesinato, Trotsky se encontraba trabajando en su despacho
cuando Mercader apareció con mal aspecto alrededor de las 17:20.
A pesar de quejarse de sed, llevaba sombrero y portaba un abrigo.
Solicitó ver a Trotski para mostrarle un artículo. Con este pretexto
subió al despacho y, mientras este se hallaba sentado, se acercó a él
por la espalda y le clavó salvajemente un piolet en la cabeza, que
extrajo de un bolsillo del abrigo. El grito de Trotski se oyó como un
estruendo en toda la casa; sus custodios acudieron rápidamente pero no
se pudo hacer nada. Logró derribar a su asaltante, salir de la
habitación y comunicar a su esposa la identidad del asaltante antes de
caer desvanecido. Cayó en coma y falleció al día siguiente, 21 de
agosto de 1940, en un hospital de la Cruz Verde. Cabe señalar que a sus
exequias, celebradas en la capital mexicana, asistieron cerca de
trescientas mil personas, en una ciudad que por aquel entonces contaba
con unos cuatro millones de habitantes. Su asesino fue condenado a
diecinueve años de prisión; liberado en 1960, la Unión Soviética le
otorgó la condecoración de Héroe de la Unión Soviética.
María Pávlovna, Ivonne, Znoi, Patricia, Patria…
María Pávlovna, Ivonne, Znoi, Patricia y Patria son algunos de los
nombres que utilizó África de las Heras en su faceta como espía en el
KGB. Ella ha sido protagonista de varios libros, – incluso me atrevo
apuntar que el libro “Tiempo entre Costuras”, en ciertos aspectos, tiene
algo de nuestra paisana África. El periodista Javier Juárez, es una de
las personas que mejor conoce su vida, él escribió un exitoso libro
titulado “Patria. Una española en el KGB”.
Manifestó que esta ceutí, fue una espía muy importante a nivel
internacional. Juárez detalla cómo llevó a cabo la compleja
investigación para escribir esta obra y dejar fiel testimonio de quien
fue una de las agentes con mayor relevancia internacional. A medida que
iba investigando, me di cuenta de que se trataba de una vida
apasionante, eso fue lo que me llevó a seguir con la investigación, a
narrarla en un libro y a publicarla.
Cuando empecé a investigar no había casi nada publicado sobre
ella. Había una fuente de información que desgraciadamente sigue vetada,
son los archivos de Moscú del KGB. Esa fuente, que es oficial, es
discutible hasta cierto punto porque no todo lo que consta en este tipo
de archivos, lo digo por experiencia, es verídico. No obstante ahí
teníamos una veta, un filón, que desgraciadamente no se puede consultar.
A medida que fui investigando, pude entrevistar a personas que bien
directa o indirectamente la habían conocido.
Trabajé en archivos españoles, el Histórico Nacional y en el de la
Guerra Civil de Salamanca y después contacté en Uruguay, que fue el
país donde estuvo más tiempo además de en España, con personas que la
conocieron directamente. Esa mezcla de archivos, entrevistas y algunos
artículos sueltos, me sirvió para reconstruir el puzzle.
La familia de las Heras era muy conocida e importante en Ceuta,
pero sólo hay familiares en un grado bastante lejano. Tuvo una hermana,
que se llamaba Virtudes, que murió en Tánger. El espionaje por sí mismo
no es un elemento suficientemente atractivo como para escribir un libro
sobre alguien. Pero en el caso de África se da una serie de
circunstancias muy singulares y particulares.
En primer lugar, que fuera mujer, algo que no es frecuente en los
servicios de inteligencia, menos aún en los soviéticos, que estaban
bastante dominados por los hombres. Lo segundo que me llamó la atención
fue que África llegó a ser nada menos que coronel en el KGB.
África de las Heras llegó a ser coronel en la KG. Fue reconocida
por sus jefes en Moscú. Eso dice mucho de ella, por el hecho de cómo fue
reconocida por sus jefes en Moscú porque no era en absoluto fácil ser
coronel del KGB en los años de la Guerra Fría. Sólo gente de la máxima
confianza o personas que prestaron grandes servicios a Inteligencia
llegaba a ese grado. De hecho sólo hay dos españoles que lo fueron, uno
es ella y el otro Ramón Mercader