Seguir

miércoles, 27 de marzo de 2013

Tal vez el día. Aragoneses en la URSS (1937-1977). El exilio y la División Azul


Tal vez el día. Aragoneses en la URSS (1937-1977). El exilio y la División Azul de Luis Antonio Palacio Pilacés (dos tomos)

Si en su anterior trabajo La Nación del Olvido el autor recuperaba la desconocida historia de los aragoneses que se exiliaron en el norte de África, en esta obra sigue el rastro a unos hombres y mujeres que desde las trincheras del cerco de Leningrado a las cumbres de las cordilleras del Cáucaso, desde las estepas de Uzbekistan a las calles de un Berlín hundido en los estertores de la derrota, configurarían con sus innumerables experiencias individuales una formidable aventura colectiva, tan emotiva y estremecedora como desconocida para el público español.

Luis Antonio Palacio Pilacés
Es licenciado en Historia Contemporánea y diplomado en Trabajo Social por la Universidad de Zaragoza. En la última década ha trabajado en el ámbito de la recuperación de la memoria histórica de las comarcas aragonesas de La Violada y el Bajo Gállego como coautor de los volúmenes Entre las raíces (2003), De hombres y sueños (2006), Rueda, rueda palomera (2008). Dentro del programa Amarga Memoria publicó el volumen La Nación del Olvido (2011) sobre los aragoneses exiliados en el norte de África al término de la Guerra Civil y, en un extenso recorrido que le llevaría a más de un millar de localidades, desarrolló las labores de investigación para la elaboración de un Mapa de Fosas de la Comunidad Aragonesa. Ese mismo año publica Carbón rojo. Crónica del crimen de los carboneros, en torno a un trágico suceso ocurrido en Cetina en 1905 y en 2012 Caballos de hielo. El doble crimen del Alforjero, sobre la increíble historia de Román Lacambra, ejecutado en Huesca en 1949 y última persona a la que se aplicaría la pena capital en la provincia altoaragonesa.

Contenido:
Introducción
La escuela de pilotos de Kirovabad (1937-1939)
Los prolegómenos de un drama
La primera expedición
La segunda expedición
La tercera expedición
La cuarta expedición
Los niños de la guerra (1937-1941)
Las distintas expediciones
La organización de las casas de niños
De Fuendetodos a Puhskin; la aventura de la familia Salueña
En el laberinto
El exilio español en la Unión Soviética (1939-1941)
En la patria del proletariado
Los alumnos aragoneses de la Academia Frunze
El resto del exilio
La Gran Guerra Patria. La pleamar  (1941-1942)
La movilización del exilio español en la Unión Soviética
La tragedia de los niños españoles
La División Azul en marcha hacia el frente ruso
Hombres distintos, motivos diferentes
La Expedición nº 8 en marcha hacia el Reich
El largo viaje hacia el corazón de Rusia
En el campamento de Grafenwöhr
Antisemitismo, crímenes de guerra y divisionarios
El largo viaje hacia el corazón de Rusia
El Batallón de los maños en el frente del Volchov
La guerra del Este en Aragón
Crisol de hombres: el Ilmen y la Bolsa del Volchov
Otros hombres, otro mando, otro frente…
El retorno de los veteranos
¿Amigos o enemigos? Población civil, prisioneros y guerrilleros
Productores aragoneses en el Reich
En cielos extraños: aviadores aragoneses en el Frente del Este
La Escuadrilla Azul
Pilotos aragoneses en el Ejército Rojo
La Gran Guerra Patria. El reflujo (1942-1945)
Españoles en la guerrilla soviética
Sombras en la lucha guerrillera: informantes y desertores
La División Azul y los guerrilleros españoles
La Batalla de Stalingrado
El 4º Destacamento de guerrilleros españoles
La División Azul frente a la ciudad de los zares
La Hoja de Campaña
Matanza en el Ladoga
Aragoneses en la carnicería de Krasny Bor
Ecos de desastre
Sombras en la División Azul: Indeseables, procesados y desertores
Los últimos meses de la División Azul
El regreso de los refugiados españoles a la Rusia europea
La Legión Azul
El canfranés Miguel Ezquerra y el Batallón Fantasma
Tras el regreso
La estabilización del exilio
Aragoneses en el Gulag
Prisioneros de Krasny Bor
La larga espera
Rumbo a casa
El viaje del Semíramis
La repatriación de los niños y los exiliados
El exilio después de las expediciones de repatriación
Fuentes orales  bibliográficas
Anexo: Los dos mil aragoneses de Rusia

LA LIBRERÍA DE CAZARABET

libreria@cazarabet.com

miércoles, 20 de marzo de 2013

Cuando Franco se metió un gol en propia meta


El periodista Ramón Ramos presenta '¡Que vienen los rusos!', donde explica con documentos inéditos por qué España renunció a jugar contra la URSS en 1960

malagahoy.es - G. Cappa 03.03.2013
Hubo una época en la que los visados españoles llevaban un gran sello que ponía: "Este pasaporte es válido para todos los países del mundo excepto Rusia y los países satélites". En este contexto, en 1960, el destino quiso que la Selección Española de fútbol quedase emparejada con la Unión Soviética en los cuartos de final de la primera Copa de Europa de Naciones. De aquí parte Ramón Ramos (Granada, 1953), periodista andaluz de raza y testigo en primera fila del proceso autonómico andaluz, en ¡Que vienen los rusos! España renuncia a la Eurocopa de 1960 por decisión de Franco, un nuevo volumen que acaba de llegar a las librerías.

En las 230 páginas de la investigación el periodista muestra con documentos inéditos cómo la dictadura usó la censura para silenciar en todos los medios del país que habían prohibido a Di Stéfano y compañía jugar contra el equipo soviético. "Qué es lo que teme Franco? ¿Acaso tiene miedo de que los futbolistas españoles, en un contacto de 90 minutos con los jugadores soviéticos, se convirtieran al credo comunista? ¿O es que el dictador de España está temblando porque la llegada a Madrid del equipo nacional soviético podría socavar los cimientos del llamado mundo libre?", se pregunta con sorna el autor en uno de los capítulos.

El libro es la crónica de los días que van desde un viernes en el que el Consejo de Ministros reunido en Barcelona decide que España renuncia a jugar la eliminatoria, hasta el miércoles siguiente en el que los jugadores están citados para viajar a Moscú. "El Gobierno decide que España no va a jugar los partidos pero la Federación intenta por todos los medios revocar esa orden y convencer a Franco de que revoque la orden, permita a la selección jugar en Moscú y que a la semana siguiente la selección soviética venga a España", explica Ramos. A la vez que el Consejo de Ministros decide la autoeliminación da orden a la censura, "que era un organismo gubernamental", para que no se hable del asunto en radio, periódicos ni televisión. Pero no sólo de que España renuncia, "si no que tal jugador está lesionado o la táctica que van a emplear". El libro aporta el documento en el que la censura ordena a los medios que no informen de nada, documentos que debe a la "generosidad" de Bernardo de Salazar, que es además el prologuista del libro. Los medios, amordazados, sólo pudieron publicar pasados los días un escueto "se suspenden los partidos contra la URSS" sin entrar en más detalles.

¿Fue una decisión personal de Franco no jugar el partido? "Todo el mundo sabe que España renunció a jugar, pero la novedad es que España se inscribió en la primera Copa de Europa de Naciones a pesar de que ya en el año 58 había consultado al Ministerio de Asuntos Exteriores y este le había respondido que era criterio del Gobierno que ninguna selección española se inscriba en competiciones en las que pudiera darse la posibilidad de enfrentarse a Rusia", responde Ramos adelantando otro de los titulares de su investigación. Pero la Federación inscribió al equipo pensando que las posibilidades de tropezar con los rusos eran muy remotas. Y el azar juguetón los emparejó a las primeras de cambio para disgusto de las autoridades. Según Ramón Ramos, la gran preocupación del régimen, más que España viajase a Moscú, "era que una delegación soviética viajase a Madrid y se produjeran algún tipo de altercados". También estaba el hecho simbólico de que enfrente de Franco, en el mismísimo Bernabéu, ondeara una bandera roja con la hoz y el martillo.

El periodista sitúa esta decisión en el contexto histórico de aquellos años. España ya era aliada de EEUU y por aquellos días se había producido el incidente del U-2, un avión espía norteamericano derribado, lo que produjo una escalada de la tensión. "En la prensa extranjera se justificó la renuncia española en el marco de este incidente y por el fracaso de la Conferencia de París", comenta.

Pero, además de la alta política, en la decisión final también pudo jugar un factor tan pedestre como el miedo a perder. Según Ramos, en el Consejo de Ministros en el que se decide que España no juega hubo un debate entre los duros del régimen -militares sobre todo- y los más aperturistas que intentaban demostrar que los éxitos deportivos contribuyen a mejorar la imagen externa de cualquier régimen político, "ya sea dictadura de derechas, comunista, democracia, república...". Al final, "los más conservadores dentro de un régimen muy conservador" impusieron sus tesis.

Y Francisco Franco, que era consciente de que era una medida muy impopular, casi no tuvo más remedio que acatar la decisión tomada a mano alzada en su Consejo de Ministros, quizás siguiendo la máxima que ponen en su boca en Espérame en el cielo: "El secreto para gobernar este país es no meterse en política". Para el autor, "hasta los dictadores tienen que hacer sus equilibrios de poder, lo que demuestra que en un régimen monolítico había diferentes posturas". En resumen, incluso para Franco era difícil revocar una orden tomada por sus más allegados.

Según el periodista, parece que Franco, en su juventud, había sido aficionado al fútbol. "Él quería éxitos deportivos y no es descabellado pensar que una de las cosas que influyeron fue que no se podía garantizar que España fuera a ganar. De hecho, la prensa extranjera también lo puso así", explica.

¿Y la calle? "Yo tenía cinco años y no puedo hablar de esto, pero mi padre me comentó que fue una decisión muy impopular, algo que reconoció el mismo Franco", responde. A partir de se momento hay una protesta oficial soviética pidiendo sanciones hasta que el día 30 se reúne la UEFA y se intenta retomar el partido, aunque es ahora cuando la URSS de Nikita Kruschev se niega.

A tal punto llegó el esperpento que los jugadores llegaron al hotel de concentración sin saber nada de esto. Entre ellos estaban Di Stefano y Luis Suárez y aprovecharon para confesarse hasta que a las doce el mediodía le dieron la noticia. Una gran selección a la que la política le cortó las alas del águila que por entonces lucían en sus escudos.

De este episodio se pasa a 1964, cuando llegan los soviéticos a Madrid y pierden la final de la Copa de Europa en el Bernabéu con la bandera roja ondeando en el campo. Y no pasó nada. Según Ramos, el mismo Franco reconoció en conversaciones privadas que fue un partido muy deportivo. El autor destaca que, sin duda, hubo medidas excepcionales de seguridad. Incluso recoge un hipotético intento de atentado que se desveló en un libro de los muchos que salieron en la Transición, donde se hablaba de un intento de hacer estallar una bomba en el Bernabéu. "Yo lo recojo, pero lo desmiento", asegura.

La gran pregunta es, ¿por qué en el 60 se oponen a jugar contra Rusia y se cercenan las posibilidades de un gran equipo y en el 64 se permite que vengan? "La razón no existe", responde, "hay que ir a la propia esencia de un régimen arbitrario. Desde la propia lógica del régimen de Franco había más razones en el 64 que en el 60 para prohibir los partidos".

Así que cuatro años después llegó el gol de Marcelino que ha pasado a la posteridad acompañado de la voz del locutor Matías Prats. Ramos destaca que esta victoria coincide con el 25 aniversario del final de la Guerra Civil, por lo tanto, 25 años de Franco gobernando el país. Esto se conmemora con una gran campaña, 25 años de paz, y resulta que en plena campaña se juega la final España-URSS. Para mayor gloria del Generalísimo, en el sorteo de las equipaciones le toca a España jugar con su segunda equipación azul. Y en el césped se enfrentan a las camisetas rojas de los rusos. "Todo esto 25 años después de la victoria de Franco contra el comunismo y todos los medios hablan de una nueva victoria de los azules contra los rojos", señala el autor.

En el 60 la URSS tenía un gran equipo y acabó ganando la Copa de Europa con Yashin en la portería. Cuatro años después, Suárez, Rivilla y Pereda, los únicos que quedaban de la selección que no pudo jugar, ganaron la Copa de Europa que Di Stéfano no pudo conseguir por los miedos del régimen franquista.

El desahucio acecha a 'los niños de la guerra' en Moscú

'Niños de la guerra' practicando gimnasia en una de las 'casa de niños españoles'
en la URSS. Cedido por Centro de España en Moscú

El Centro Español de Moscú, sede cultural y punto de encuentro de los más de 3.000 menores que partieron hacia Rusia entre 1937 y 1939, debe pagar 9.000 euros antes de abril para evitar el cierre tras perder las ayudas económicas del Estado español. “El Centro es como nuestra madre”, señala Mansilla, presidente de la institución

Memoria Pública - Alejandro Torrús - Madrid 15/03/2013 
La mayoría llegaron en barco a Leningrado en el verano 1937. Eran alrededor de 3.000 niños entre 2 y 16 años. El viaje a la Unión Soviética no debía ser para ellos más que unas breves vacaciones para escapar de la Guerra Civil española, tal y como les contaron sus padres. Salieron, principalmente, de Euskadi, Asturias y Valencia. Las 'vacaciones', sin embargo, se prolongaron un mínimo de dos décadas más de lo esperado. Algunos nunca regresaron y crearon una nueva vida en la URSS. Ahora, los cerca de 120 'niños de la guerra' que permanecen en Rusia deben afrontar un pago de 9.000 euros para evitar el cierre del Centro Español de Moscú, punto de encuentro desde 1965 de estas ya octogenarias víctimas de la Guerra. El Estado español que retiró las ayudas en 2010, de momento, no responde.

“Si nos quitan el centro desaparecemos de la faz de Rusia. Es como nuestra madre”, explica Francisco Mansilla, presidente del centro, a Público

La comunidad española de 'niños de la guerra' fue la única familia para la mayoría de ellos y el Centro Español de Moscú, antigua sede del PCE reconvertida en centro cultural en 1965, su último suelo patrio. El único rincón de toda la Unión Soviética donde el español era la lengua oficial, el flamenco la música por excelencia y el dominó el juego de la sobremesa. Desde su apertura, miles de personas han acudido allí para aprender castellano, conocer a la comunidad española o cursar clases de bailes folclóricos. El Centro Español es una casa para ellos, pero también es una porción de España para todo visitante.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Los niños de Leningrado

“CUIDADO BOMBAS SIN ESTALLAR” 
advierte el cartel pintado en la valla
Foto publicada por la Asoc. Cultural Mundo Historia

Artículo publicado en El País el 22 de abril de 2005 de Luis Prados- Madrid 

La Embajada rusa condecora a españoles veteranos del Ejército soviético (en el año 2005)

"Estuve en el cerco de Leningrado trabajando de enfermera, pero hacíamos de todo para defender la ciudad; también cavamos trincheras. Tenía 16 años. Luego nos evacuaron. Fuimos andando hasta el Cáucaso, caminando descalzos, durmiendo en el bosque. El Ejército soviético iba delante, abriendo camino, y detrás venían persiguiéndonos los alemanes. Dos chicas, Purita y Conchita, perdieron las piernas al ser atropelladas por un tren. Hubo mucho, mucho sufrimiento", recuerda Carmen Marón Fernández, niña de la guerra nacida en Vizcaya hace 83 años y condecorada ayer, junto con otro puñado de españoles, por la Embajada rusa en Madrid con motivo, el mes que viene, del 60º aniversario de la Victoria en la Gran Guerra Patria de 1941-1945.

"Estuve en el cerco de Leningrado trabajando de enfermera, pero hacíamos de todo para defender la ciudad; también cavamos trincheras. Tenía 16 años. Luego nos evacuaron. Fuimos andando hasta el Cáucaso, caminando descalzos, durmiendo en el bosque. El Ejército soviético iba delante, abriendo camino, y detrás venían persiguiéndonos los alemanes. Dos chicas, Purita y Conchita, perdieron las piernas al ser atropelladas por un tren. Hubo mucho, mucho sufrimiento", recuerda Carmen Marón Fernández, niña de la guerra nacida en Vizcaya hace 83 años y condecorada ayer, junto con otro puñado de españoles, por la Embajada rusa en Madrid con motivo, el mes que viene, del 60º aniversario de la Victoria en la Gran Guerra Patria de 1941-1945.

Los veteranos españoles no sólo comparten el dolor y el coraje de aquellos años terribles, sino una sobriedad y una modestia nada frecuente en los tiempos que corren. Ramón Moreira salió de Asturias, recuerda perfectamente, "el 21 de septiembre de 1937" siendo un niño, y entró en combate en julio de 1941, también en el frente de Leningrado, con 17 años. "Me apunté voluntario. Éramos unos 115 españoles y murieron al menos cien. Estuve en el frente hasta septiembre, cuando caí enfermo de los pulmones. Estuve dos meses en el hospital y luego ya no me dejaron volver". Moreira hace un alto y dice: "No fui un héroe. No meta mucho, no me gusta". Unos 700 españoles combatieron en el Ejército Rojo, de los cuales unos ochenta aún viven.

Celestino Fernández-Miranda Tuñón, asturiano, ingresó con 16 años en la División de Voluntarios del Pueblo de Leningrado. Aún luce en la solapa una medalla que lo acredita. "Falsifiqué la fecha de nacimiento de mi pasaporte para poder alistarme. Lo hicimos muchos niños españoles. Queríamos emular a los milicianos de nuestra guerra", dice, mientras la sala de la embajada donde se ha celebrado la ceremonia se va llenando de historias.

La prensa espera relatos espectaculares, pero son los más simples los más emotivos: "Vivía en Mieres cuando un día, tenía yo entonces 12 años, llegó mi hermano del frente y me preguntó: '¿Qué haces aquí todavía? Te tienes que ir a Rusia'. Me dijo que era para 15 días y estuve 55 años. Nunca volví a ver a mi hermano. Murió en Francia", recuerda Luis Fernández Álvarez. "Cuando en el cerco de Leningrado no había nada que comer, teníamos las encías hinchadas, te levantabas del retrete y te desmayabas", cuenta Ermelina Llana, asturiana también, de 82 años.

Ambos participaron en la defensa de la hoy llamada de nuevo San Petersburgo, encuadrados en brigadas de niños reparando aeródromos, curando heridos o enterrando muertos. "Recogíamos a los ancianos que se morían en las calles, los sacábamos en trineos y los enterrábamos muy profundo en la nieve para evitar las epidemias", recuerda Fernández Álvarez. "No comprendíamos lo que estábamos haciendo. Era simplemente lo que teníamos que hacer. Sólo nos dimos cuenta de lo que habíamos pasado después de la guerra".

Los niños españoles fueron evacuados de Leningrado en 1943. La mayoría de ellos iniciaron un viaje hacia el sur entre extraordinarias dificultades y peligros que les llevarían, tras dos meses y medio de odisea, hasta el Cáucaso. Allí, al poco de acabar la Segunda Guerra Mundial, Carmen Marón encontró a su marido, Benito González Munis, otro niño de la guerra que ayer lucía con discreto orgullo varias medallas concedidas, según explicó sin querer entrar en detalles, "al trabajo".

miércoles, 6 de marzo de 2013

Campaña para evitar el deshaucio del Centro Español en Moscú


 Salvemos el Centro Español de Moscú

El presidente del Centro Español desde el nacimiento de AGE en 1997 es vocal de nuestra Junta Directiva y representa a los niños de la guerra. Primero fue Alberto Fernández, ya fallecido, y en la actualidad lo es Francisco Mansilla, ese gran luchador octogenario ya veterano en el combate por salvar el Centro Español.

La Junta Directiva del Centro ha encomendado a AGE su representación en la coordinación de esta campaña y nos solicitan y demandan las estrategias y el apoyo para esta noble causa.

Hemos intentado por todos los medios que los gobiernos de España cumplieran con las obligaciones contraídas pero la burocracia, a veces la desidia y casi siempre la ignorancia han provocado la situación actual, es decir que, desde la denegación de la subvención solicitada al Imserso en 2010, los niños de la guerra se están autofinanciando con las exiguas pensiones y prestaciones de un pequeño núcleo de supervivientes, sus hijos y sus nietos. Esta situación ya no se puede mantener más y de hecho se alargó en el tiempo porque en mayo del año 2012, el lehendakari Patxi López prometió una partida de emergencia de 10.000 €, aunque inexplicablemente quedó sin tramitar. Después de las elecciones hemos hablado con Josu Erkoreka y le hemos pedido que el nuevo gobierno asuma la promesa del anterior, y así, entre unas cosas y otras, el tiempo ha ido pasando y en abril hay que abonar el alquiler de un nuevo trimestre, es decir unos nueve mil euros contando los gastos generales de luz, teléfono y mantenimiento.

 Si esperamos a que los gobiernos despierten  y no actuamos nosotros, todo habrá finalizado para el Centro Español y también, por tanto, el compromiso de transmitir su legado a nuestro pueblo y hacerlo prevalecer, y conseguir que la historia se escriba como fue y los niños de la guerra puedan ocupar el lugar que les corresponde. 

Abrazos y fraternales agradecimientos por vuestra solidaridad
Francisco Mansilla                                    Dolores Cabra
Presidente del Centro Español                  Secretaria General de AGE


Ponemos al servicio de esta causa la cuenta corriente del Centro Español de Moscú para que se puedan realizar las donaciones en rublos, y la del Consulado Español y la de AGE para que se puedan realizar en euros. En los tres casos debe figurar en el apartado CONCEPTO: CENTRO ESPAÑOL MOSCÚ
 
Moscú y Madrid, 4 de marzo de 2013

Los datos bancarios son los siguientes:
En Rusia:
En rublos
РОО «Центр изучения испанской культуры»
АДРЕС: 107031 г. Москва, ул. Кузнецкий мост, 18/7
р/сч. 40703810600080000098 в ОАО «Банк Москвы»
к/сч. 30101810500000000219
БИК 044525219
ИНН 7702334409
КПП 770749388
Назначение платежа: Благотворительное пожертвование. НДС не облагается.
Правление Испанского Центра  в Москве

A través del Consulado Español:
En euros
CUENTA CORRIENTE EN EUROS: Programa de ayuda
Titular: Consulate General of Spain in Moscow
Banco: Raiffeisenbank ZAO
Dirección: 129090, Russia, Moscow, c/Troitskaya, Nª 17/1
Número de cuenta: 40807-978-9-0000-3-302078
SWIFT: RZBMRUMM
Correspondent account in EUR:
Nª 001-55.025.928 with Raiffeisen Bank
INTERNATIONAL AG
Am Stadtpark 9 A-1030
Vienna, Austria
SWIFT: RZBAATWW
Concepto: Centro Español Moscú

 En España:
Asociación Archivo Guerra y Exilio (AGE)
Caixa Cataluña
CCC/ 2013 0646 12 0200 708987
IBAN: 6320130646120200708987
SWIFT: CESCESBBXXX
Concepto: Centro Español Moscú